Eso es una de mis tareas del invierno del año 2021.

Cuando era pequeña, pensaba que un texto sólo puede tener una traducción, LA traducción. Entonces, una traducción no podía ser buena ni mala, simplemente existía. Fue una convicción irracional, pero firme. Por ejemplo, sabía que existían muchas traducciones de Alicia en el país de las maravillas, pero eso no cambió nada. Alicia fue un libro excepcional, nada más.

Luego, cuando era estudiante en la Universidad, leí los libros de Dune de Frank Herbert. Todos los libros tenían traductores diferentes, eso era evidente por los nombres y términos. En un libro la primera parte fue traducida por un traductor y la segunda por otro. Entonces me di cuenta de que podían existir traducciones diferentes de un texto. Pero aun así no eran ni buenas ni malas, simplemente diferentes.

En los mismos años hice mis primeras traducciones, de unos artículos para mis estudios. Fue aburrido, duro y no sé, no tenía mucho sentido.

Ya cuando era estudiante de posgrado, leí un libro de Nora Gal, La Palabra viva y muerta. Me di cuenta que un texto puede ser bien o mal escrito, y las traducciones también pueden ser de distintos niveles de calidad. Desde ese momento quería escribir textos claros y potentes en ruso, pero todavía no tenía ganas de traducir nada.

Unos años después empecé a trabajar como programadora. Leí muchísimos artículos sobre programación, sobre otras empresas, sobre toda la industria, todo en inglés. A veces un artículo fue tan impresionante que pensé “quería haberlo escrito yo”. A veces quería compartir un artículo con otros, que no sabían leer en inglés, porque el artículo era útil. Empecé a hacer traducciones de artículos técnicos de inglés, y esto tenía sentido.

Ahora estudio español y he logrado un nivel nuevo en mis relaciones con los idiomas: leo algunos poemas en español, y me gusta, y a veces pienso “si escribiera poesía en ruso, me gustaría escribir esto, y tengo que compartirlo con otros, porque es bonito”. Entonces, necesito traducirlo, y esa necesidad es fascinante, de verdad.